REFLEXIÓN Nº 49


¿Y si, en lugar de discutir, de gritar, de pelear, de deciros cosas horribles y que no pensáis, si en lugar de dejaros llevar por el resentimiento y la frustración, os dedicarais a hablar hasta comprender al otro?

No por hablar más fuerte, por estar más enfadado o por cerrarse más en banda a dar tu brazo a torcer se tiene más razón en una discusión. Todo lo contrario: La manera de llegar a un punto de equilibrio, de acordar una solución, es hablando, dialogando, sin alzar la voz, sin faltas de respeto, intentando comprender al otro y terminando con el enfrentamiento atajando el problema desde la raíz. 

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